Descripción: Comúnmente, la participación ciudadana se asocia con
el ejercicio electoral, es decir, votar y elegir a nuestros
representados. Rara vez se le relaciona con otras formas de involucrar a la sociedad
en los asuntos públicos, como sería contactar a sus representantes para hacerlos rendir
cuentas o colaborar con otros ciudadanos para dar voz a preocupaciones comunes.
Durante mucho tiempo, nuestra sociedad ha sido únicamente receptora de las políticas
del gobierno, pues el Estado ha dominado su diseño e implementación, una elite política o
grupo pequeño define los asuntos a los que les presta atención y les otorga recursos. Esto
ocasiona que muchos problemas no se perciban como asuntos que merecen la atención
del gobierno ni una intervención pública, hasta que se han hecho tan grandes que resulta
difícil ignorarlos y resolverlos. La mayoría de los ciudadanos sabe poco sobre cómo lograr
que quienes toman las decisiones en el gobierno escuchen su opinión y los involucren en
la resolución de los problemas públicos. Muchas veces se imponen soluciones, sin haberse
consultado con los ciudadanos o que incluso van contra sus propios intereses. Así, se abre
una brecha entre los proyectos de los gobernantes y las necesidades de los ciudadanos.